Finalmente el Consejo Nacional Electoral aprobó el calendario electoral del año 2012. Siguiendo la práctica aplicada por AD y COPEI en 1998 decidieron dividir las elecciones bajo la excusa de que no quieren confundir a los ciudadanos. La verdad detrás de la decisión es cambiar las dinámicas electorales. Sin embargo, dada la división planteada de elección presidencial en octubre 2012, gobernadores y asambleas legislativas estadales en diciembre de 2012 y municipales en abril de 2012, a quien beneficia y a quien perjudica?
Por un lado beneficia a Chávez, como ya han argumentado analistas, porque recorta el periodo precampaña y dificulta al candidato unitario de la oposición dares a conocer por todo el país. Aunque esto es solo relativo. En cualquier caso este no es el caso más interesante y además ya ha sido analizado. Por otro lado cambia la dinámica de las elecciones regionales ya que les quita el efecto arrastre que pueden causar las candidaturas presidenciales.
Y entonces a quienes beneficia y a quienes perjudica? Bueno, aunque suene un poco lugar común. Asumiendo que se mantenga la tendencia de las elecciones parlamentarias en donde la diferencia de votos entre gobierno y oposición fue muy reducida, entonces la división electoral va a beneficiar al ganador de la elección presidencial. Porque?
Por un lado, es bien sabido que la movilización es mayor en elecciones como las presidenciales en comparación con las elecciones regionales o municipales. Por lo tanto una vez dilucidado si Chávez sigue o si estrenamos presidente en 2013 la movilización va a bajar y la desmotivación del lado perdedor va a beneficiar a los candidatos a gobernador de la tendencia que gane las presidenciales. Claro ejemplo de esto fueron las regionales del 2004 en las que la oposición perdió estados clave (Carabobo, Miranda, Mérida por ejemplo) debido a que los opositores se desmovilizaron después de la derrota en el RR (y los subsiguientes reclamos de fraude). En esta misma línea, lo mismo sucederá entonces en las elecciones municipales que beneficiaran al partido del gobernador electo.
Por otro lado, los recursos financieros se moverán definitivamente a apoyar las candidaturas a gobernadores y alcaldes de la tendencia del presidente electo. Es decir, que quienes financian las campañas electorales querrán quedar bien con el presidente electo (o re-electo).
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